Un día de esos tontos, echando cuentas, descubrí que este año, mes arriba, mes abajo, The Baszdrome cumplía la nada desdeñable efeméride de 25 años. Las bodas de plata. The Baszdrome, convertido hoy en el blog que usted está visitando en éstos instantes, llegó a ser el primer portal de internet dedicado exclusivamente a la difusión, ya no solo del sonido Hardcore, si no a la cultura Gabber en general, movido por el deseo de compartir su pasión por el Hardcore y, además, encontrar a gente afín a sus gustos. Hablamos de 1998, con la música Makina en su máximo apogeo y con una España aún alejada de la cultura Gabber. The Baszdrome pasó a ser un foto de internet, gracias al contacto con Gabbers esparcidos por el mapa nacional, con ganas de hacer cosas y disfrutar de una pasión común.
Conocí a Baszmo en aquél lejano ya, año 2004, gracias al amigo Prg, y con The Baszdrome en pleno apogeo del movimiento Hardcore que había en Catalunya y varios puntos del país. Con el tiempo, tras muchas charlas pre/post fiestas, descubrimos que, además de conocer el Hardcore en la misma época, teníamos muchos puntos en común. Habíamos frecuentado mismos lugares, tiendas de discos, mismas inquietudes musicales, gustos afines y, básicamente, habíamos tenido vidas paralelas. Esas cosas, lo crean o no, unen.
Gracias a él y a la comunidad que había creado, pude conocer a gente afín a mí, con una misma pasión, grandes fiestas, la oportunidad de poder formar parte de ello y, sobretodo, grandes amigos.
The Baszdrome fué, en una época, muy importante para mí, y es por eso, que le propuse al amigo Dani, entre coñas y mandangas, hacerle una entrevista que, finalmente, acabó en una charla entre amigos, pero siempre con el objetivo de homenajear no sólo a The Baszdrome y a todos los que aportaron y lo hicieron posible, si no también al amigo Dani, por haberlo hecho posible y por seguir con esa misma pasión intacta a día de hoy, lo cuál ya es de admirar.
Agradecerle infinitamente su tiempo, su hospitalidad y su amistad. ¡¡A por otros 25 años más y que yo los vea!!
Hace un par de día me encontré por las redes un video que habla de la figura del Dj a través de varios nombres ilustres de la escena. El video está en inglés pero tiene partes en Alemán por lo que igual necesitáis activar los subtítulos.
Hay una parte que me ha llamado la atención, y es la de a partir de (más o menos) el minuto 13. Nada menos que David Guetta hace un alegato sobre la figura del Dj pero también de la gente que asiste a según que eventos. Viene a decir un poco que hay Djs que están más pendientes de hacer su set pensando en Instagram que en el público que ha ido a verle. Pero lo más hilarante, en mi opinión, es que ese mismo público está grabando el evento más que disfrutarlo; «nadie baila» incluso dice el productor y Dj francés.
Es curioso que sea él el que suscite tal debate, ya que él mismo reconoce que suele compartir mucho material en redes. Otros en el mismo video reconocen lo mismo, como es el caso de Amelie Lens. No obstante, ésto no es algo exclusivo del circuito más EDM o mainstream, sino que es algo que observo en los perfiles de artistas de todo tipo de estilo, incluido el Hardcore.
He tratado de alejarme de las redes sociales lo máximo posible, pero muchas veces me es imposible ya que en muchas ocasiones te enteras de cosas interesantes solo a través de éstas: pre-orders, eventos, etc. hace difícil al aficionado desentenderse completamente si se quiere estar al tanto de lo que pasa en la escena. Pero eso, me «obliga» a ver ese tipo de videos de artistas en festivales, que no hacen más que mirar a cámara y ni siquiera están atendiendo al público cuando llega el drop. Sí, son pocos segundos, pero evidencia que hay algo ahí que no funciona. El Dj pasa más a ser un bufón que un artista. Máscaras, atuendos raros, disfraces, microbikinis… incluso veo Djs que jamás pre-escuchan, lo que suscita la siempre incómoda pregunta de si son realmente sets pregrabados, o tan preparados al milímetro donde la improvisación no cabe.
Todo Dj que se precie dirá que jamás prepara un set. Obviamente, hace su trabajo inútil, por lo que reconocerlo sería pegarse un tiro en el pie. Pero por ejemplo hace no mucho Deadmau5 reconoció que no es tan extraño.
Es cierto que cuando hay una producción visual o pirotécnica donde la música y al artificio de turno requiere de cierta sincronización, no cabe la improvisación. Un ejemplo fue el set de Promo en la sala principal del Thunderdome 25 (ya hubo cierta polémica entonces).
No entro al ridículo de algún que otro video donde se ve al Dj manipular una mesa completamente desconectada, o el toqueteo epiléptico de los faders sin que se aprecie cambio en la música alguno, o el pavoneo cual gogo de algunas féminas. Pero, ¿donde queda el arte del Dj? Especialmente en aquellos casos que el DJ no pone siquiera su propia música. ¿Se han convertido en mero espectáculo circense? ¿La música deja de ser lo importante, el arte de la composición de temas, de empalmes, de transiciones queda en segundo plano?
El Dj antiguamente era el típico chaval, normalmente un camarero del garito de turno, que prefería poner música que copas. Se situaba en el fondo del local en muchas ocasiones sin ni siquiera ver qué pasaba en él. Luego fueron ocupando posiciones más prominentes, pero para ver qué pasaba en la pista y poder interactuar con ella. Esa es para mi la principal gracia del Dj, la persona que sabe leer una audiencia y darle lo que quiere, sin perder ese punto de adoctrinamiento. El Dj debe insinuar nuevo material a su gente, probar e incluso dirigir a su audiencia a cierta incomodidad, siempre controlando que no se le vaya de las manos.
Probablemente todo esto aplica más al Dj de club que al de eventos, donde quizá tienen menos capacidad de maniobra, ya que el público que va a a ver a determinado headliner quiere escuchar sus temas más icónicos. Djs que repiten el mismo set una y otra vez. Pero no puedo dejar de pensar en ese chaval que empieza a tener curiosidad por la figura del Dj, como me pasó a mi cuando tenía 14 años y empezaba a salir. Me quedé prendado del oficio, y me daba absolutamente igual si aquella persona tenía o no notoriedad. Me fascinaba lo que hacía en la oscuridad de aquella cabina, como manipulaba la música, como se la hacía suya, como la gente reaccionaba a su mezcla, a su selección musical. El público levantaba los brazos, muchas veces al cielo, sin importarnos dónde estaba el Dj. No digo que ahora la gente no desfase igual que antaño, pero si alguien como el Guetta dice algo así será por algo. O quizá solo pase en determinados ambientes y ésto solo es una reflexión de un señor mayor que apenas sale.
Estamos en 1996 (a finales, si la memoria no me traiciona). En aquellos tiempos, el material Hardcore que llegaba a las Españas era más bien escaso. A lo único que realmente podíamos aspirar, por lo general, era a una nueva entrega de Thunderdome o, más esporádicamente aún, de la saga Earthquake.
Por aquellos entonces, Thunderdome había sacado posiblemente el CD del año (Thunderdome ’96 – Dance Or Die!), que nos marcó sobremanera a unos cuantos. Al fin, los que estábamos a cientos de kilómetros del epicentro Gabber podíamos escuchar cómo se las gastaban en directo en la tierra de los tulipanes. Servidor de ustedes ya estaba haciendo sus primeros pinitos en el noble arte del pinchar y, les confieso aquí y ahora, ya estaba un poco aburrido del clásico recopilatorio de rigor. Quería más. Ansiaba poder conseguir esa música en vinilo, pincharla y saber más sobre la escena.
Un sábado tarde, en la legendaria tienda de discos Plástic de Barcelona encontré un flyer bastante llamativo llamado Knights Of Doom. Al ojearlo, se me cortó la respiración unos breves segundos.
Se trataba de un club dedicado exclusivamente al Hardcore que daba la opción de poder conseguir merchandise que no salía en los típicos libretos de Thunderdome y derivados. Además, ¡por fin!, podías conseguir material vinílico. Ellos fueron los responsables de llenarnos las cubetas de discos de un estilo hasta entonces imposible de conseguir por estos lares. Pero, ¿quiénes eran ellos?
Oliver Schmitz y KevinForssman fueron los responsables de K.O.D. (Knights Of Doom / Rave Army) y, posteriormente, Rave Sat Entertainment; responsables de allanar el camino para que, poco a poco, el sonido Hardcore fuera cogiendo fuerza en nuestro país hasta el boom thrillseekero a las puertas del nuevo siglo. Para conocer su historia, les invito a leer la siguiente entrevista.
¡Pasen y lean!
Empecemos por los principios: ¿Cómo fueron tus inicios en la música electrónica?
Mis inicios se remontan al House y Techno de finales de los 80, pero no me convertí en DJ hasta principios de los 90 con la llegada del Hard Techno.
¿Cuándo descubriste el Hardcore y cómo te impactó?
La discográfica Blanco Y Negro, en el año 92, importaba discos de sellos como Rotterdam Records con cuenta gotas desde la distribuidora Mid-Town en Holanda. Quizás llegaban a España 5 copias de cada referencia y si tenías suerte podías hacerte con una. La primera vez que escuché un tema de este estilo fue en el programa de radio Ponte A Top de Quique Tejada. Fue un disco que iba a 200 bpm, de la formación Euromasters. Nunca había escuchado nada igual. Era como Punk Rock electrónico.
En 1994, la discoteca Scorpia empieza a introducir en sus sesiones el sonido Hardcore trayendo a artistas importantes de la reciente escena Gabber holandesa y montando algunas fiestas dedicadas íntegramente a ese nuevo estilo. ¿Llegaste a ir a alguna?
¿Cómo recuerdas aquellas fiestas? ¿Qué reacción tenía el público ante aquel nuevo sonido?
Aquello fue increíble. Por primera vez, podías bailar una sesión entera de este estilo durante toda la noche en una discoteca como Scorpia.
Aparte de Frank Trax en Scorpia, en las ondas habían otros precursores del sonido Hardcore como Quique Tejada (Ponte a Top) o Toni Peret (It’s Your Time). ¿Cómo entraste en contacto con Toni Peret para colaborar en su programa y de qué manera?
Por aquel entonces, mi socio Kevin Forssman y yo teníamos una distribuidora de material discográfico y nos encargábamos de importar discos de Hardcore Gabber directamente desde Holanda. Así que un día propusimos a Toni Peret colaborar en su programa presentando discos que nadie tenía aquí.
En 1995, la gente de Plástic organiza la primera fiesta oficial Thunderdome en España, concretamente en Barcelona. Cuéntanos un poco cómo fue aquella fiesta, alguna anécdota y cómo llegaste a tener contacto con los DJs. ¿Qué opinión tenían de la fiesta al ver que aquello no despegaba?
Recuerdo estar ahí. Fue una apuesta muy arriesgada, este estilo de música todavía estaba muy “verde” en nuestro territorio. Lamentablemente, no asistió mucha gente a este evento. Tampoco ayudó mucho que se celebrara la misma noche de San Juan. Los pocos que estuvimos ahí disfrutamos muchísimo ya que los DJs lo dieron todo a pesar de pinchar para un aforo tan reducido.
En 1996, la escena Gabber en España era inexistente. Aun así, junto a Kevin, apostaste fuerte por el Hardcore y creaste el primer club dedicado exclusivamente al Hardcore: Knights Of Doom. Cuéntanos cómo nace K.O.D, en qué consistía y por qué decidisteis crearlo. ¿Cuánta gente llegó a contactar con vosotros?
Como fans que éramos de este estilo, sabíamos que había mucha gente como nosotros en nuestro país. Como ninguna revista especializada en música Dance hablaba sobre este género, decidimos crear un fanzine por nuestra cuenta, ya que disponíamos de mucha información de primera mano sobre eventos, DJs, productores, novedades discográficas… Miles de personas nos contactaron gracias a la publicidad que hacíamos en el programa de Toni Peret a nivel nacional.
Háblanos de Kevin. ¿Sigue en activo?
Tengo contacto aún con él. Sigue activo como empresario pero en otras actividades fuera de la música.
En aquel año, además, llegaste a pinchar en varias raves alemanas y holandesas, incluida una Thunderdome en Alemania, gracias a la amistad con Mike Oh’Man. ¿Cómo os conocisteis? ¿Con quién compartiste cartel? Cuéntanos cómo fue aquella experiencia.
Al principio, solamente trabajamos con la distribuidora Mid-Town, pero queríamos ampliar el catálogo y nos pusimos en contacto con ID&T. Mike Oh’Man, por aquel entonces, trabajaba en el departamento de ventas y vino a reunirse con nosotros. Tuvimos muy buena relación con él. Aparte de vender discos, Kevin y yo éramos DJs y nos invitaron a varios eventos en Alemania y Holanda, uno de ellos siendo un Thunderdome oficial. Nunca lo olvidaré. Pinchamos con Rob Gee y Lady Dana. Recuerdo que nuestro set iba a 200 bpm’s. Hicimos mucha amistad con Rob Gee, todo un personaje.
¿Cuál fue la fiesta más brutal en la que tuviste la suerte de pinchar?
Sin lugar a dudas, la que acabo de mencionar. Era un recinto deportivo enorme. Nunca había escuchado un sonido tan potente y el juego de luces era algo nunca visto.
Tras casi dos años, decidisteis abandonar K.O.D y cambiasteis a Rave Sat, ya dedicados a la distribución en nuestro país de Hardcore en vinilo, CDs y toda suerte de merchandise. ¿Por qué decidisteis cambiar y dedicaros exclusivamente a la distribución?
Lo de K.O.D (Knights of Doom) era el nombre que le pusimos al club de Hardcore y su fanzine, pero, cuando la cosa se puso seria, decidimos dar un gran paso adelante y dedicarnos a la importación de discos, ya que nadie distribuía este estilo de música en nuestro país.
A principios de 1999, si no recuerdo mal, decidís cerrar definitivamente Rave Sat. ¿Qué pasó?, ¿Por qué decidisteis cerrar la distribuidora?
La razón es muy simple. Cuando las compañías grandes vieron que había negocio con esta música, decidieron involucrarse. Era muy difícil para nosotros competir contra ellos.
Por aquellos tiempos, también montasteis fiestas más bien modestas en locales pequeños. ¿Cómo fue la respuesta del público asistente?
Fue muy divertido. Lo pasábamos bien pinchando la música que nos gustaba para auténticos fanáticos. También tuvimos nuestro momento de agencia de DJs haciendo de intermediarios para las contrataciones de algunos DJs holandeses.
¿Dedicabais las sesiones íntegramente al Hardcore? ¿Cuál es la que más recuerdas?
Sí, siempre Hardcore, aunque más tarde se incorporó el Hard Style o Jumper. La que mejor recuerdo fue, sin duda, la de Thuderdome, pero hubo otra muy interesante que pinchamos con DJ The Prophet del Dreamteam en un evento en Alemania y otra con Rob Gee y DJ Narotic de Nueva York. Una auténtica locura.
Apenas un año después, el Hardcore irrumpe con fuerza en nuestro país. En mi opinión, vosotros tuvisteis mucho que ver, ya que los Tekno Warriors importados por Rave Sat fueron muy sonados y, junto al Jumper, allanaron el camino para que temas como el Thrillseeka tuvieran impacto y pusieran el hardcore en el mapa nacional. ¿Cómo recuerdas aquella época?
Exactamente, nosotros abrimos las puertas. Recuerdo cuando trajimos los discos de Tekno Warriors y los presentamos a Bit Music para que los licenciaran en nuestro país. Por aquel entonces, muchos de los discos que importábamos se acaban licenciando, ya que el Hardcore a finales de los 90 tuvo un sonido más accesible y combinaba bien en las sesiones de música Makina. Temas como el que mencionas de Thrillseeka son un ejemplo de ello. Como anécdota, recuerdo que había un vinilo de Bass-D & King Matthew, Like a Dream, que sampleaba a Madonna y estaba descatalogado. Decidimos llamar a Bass-D y pagarles para que planchasen 1000 copias más. Los tíos alucinaron y accedieron a ello. Cuando trajimos las copias se vendieron en dos semanas.
Al cerrar Rave Sat, montaste tu propio estudio, Nowhere Studios, junto a Sergio Mesa, ¿Qué puedes contarnos de tu etapa como productor?
Aquello fue una etapa genial. Sergio y yo queríamos hacer algo diferente a lo que hacían los productores en España, salirnos un poco de la norma y crear nuestro propio estilo de Jumper. El DJ Nando Dixkontrol bautizó nuestro estilo como “Tekno Metal”. Nuestros discos se pinchaban en todo el mundo. Cuidábamos mucho los diseños de las portadas que, por cierto, las diseñaba Kevin para nosotros.
También colaboraste con la revista DJ1, con tu propia sección dedicada a la historia del Hardcore Gabber. ¿Cómo fue la experiencia y cómo llegaste a entrar en la revista?
Nando Dixkontrol, que llevaba la revista, me ofreció escribir un artículo detallado sobre la historia de este género, gracias al conocimiento que tenía sobre el tema.
En los últimos años, incluso en nuestro país, hay un resurgir de la escena Gabber bastante potente y muy influenciado por los años 90, tanto en estética como en baile, e incluso vuelven a producir temas con sabor añejo, ¿Tenías constancia? Si es así, ¿Qué opinas?
Sinceramente, cuando a final de los 90 el Hardcore se convirtió en una fórmula y comenzó a mezclarse con la música Makina, ya dejé de mostrar interés.
Ahora que vuelve a haber una nueva generación Gabber, ¿te animarías a producir algún tema Hardcore?
Por qué no. Afortunadamente, el rumbo por el que fue mi carrera profesional como productor y DJ posterior al Hardcore me dio mucho éxito y nunca me planteé volver, pero recientemente he producido un tema que se podría considerar como Hardcore para la película VENUS del director Jaume Balagueró. El tema se llama “Time to Overdrive” y la formación THE KILLER DOLLS.
Cuéntanos a qué te has dedicado en los últimos veinte años.
Durante los años posteriores a mi aventura con el Hardcore, me he dedicado a pinchar House y Tech-House por todo el mundo, publicando mis producciones en algunos de los sellos más influyentes a nivel global. También trabajé para la discoteca Amnesia de Ibiza formando parte de su equipo de DJs oficial junto a mi hermano Les Schmitz.
¿Te atreves a hacer un Top 5 de temas Hardcore que te marcaron y que, aún hoy, los consideras imprescindibles?
Para finalizar, ¿te gustaría decir alguna cosa que se haya podido quedar en el tintero?
A pesar de haberme desvinculado del Hardcore y el Gabber, todavía sigo escuchando de vez en cuando temas que me marcaron mucho gracias a mi extensa colección de vinilos que fui adquiriendo desde el principio y de la que estoy muy orgulloso. Me encanta que todavía haya gente que nos recuerde a Kevin y a mí por todo lo que hicimos. Éramos jóvenes y con mucha ambición, y con dos cojones nos metimos en esta aventura de la que tengo muy buenos recuerdos.
¡Muchas gracias por tu tiempo y un placer, Oliver!
Muchas gracias a ti por este viaje en el tiempo.
Presentación, entrevista y flyers: hardnoizz Edición y publicación: Prg
Hoy la excusa que he encontrado para esta entrada ha sido un poco catálogo de mi colección. Cualquier coleccionista que se jacte de ello, sabe que coleccionar no es solo ir acumulando cosas, se trata también de disfrutarlas, de tocarlas, de olerlas… de pincharlas, como el caso que nos ocupa. Y es que resulta que el otro día me dio por sacar a pasear los vinilos que poseo de un sello Barcelonés que tuvo su momento de gloria allá por los últimos noventa; hablo de Bit Music.
Bit Music es un subsello de Divucsa, sello discográfico que segun reza Discogs se organizó a mediados de los ochenta y tocaba todo tipo de estilos, desde Manolo Escobar a Mari Trini con sus baladas a Hardcore. Bit music nace como subsello precisamente para canalizar ese producto más electrónico que se iba perdiendo un catálogo de lo más heterogéneo. Es cuando en 1994 nace el sello y empiezan a chorrear los recopilatorios y vinilos maxi-single. Inicialmente fueron sobre todo licencias de grandes éxitos de difícil alcance para el público local español – cabe destacar que España ha sido uno de los paises que más ha licenciado material de importación, haciendo accesible ese material de otra manera inaccesible al público general, y al DJ de dormitorio en particular.
Allá por 1995, el fenómeno Maquina (con Q) empieza a virar a la Makina (con K) y es especialmente desde Barcelona y Cataluña, donde se empieza a gestar un estilo más rápido que lo se importaba desde otras partes de la península, especialmente la zona de Madrid y Levante. Los bpms suben, las contras se hacen más marcadas y empiezan a sonar más melodías. Djs ilustres de la zona de Cataluña tienen gran parte de la culpa de que ese sonido germine y se popularice, sobre todo en salas de extrarradio, naves gigantes que se convierten en macro-discotecas, salas pequeñas que se extienden por el territorio cual mancha de aceite. Veníamos de la época del Euro Dance y las cantaditas y la gente demandaba algo diferente. La Ruta del Bakalao ya era un concepto vilipendiado y denostado, había que crear la nueva gran cosa. La Makina vino para establecerse como un estilo casi hegemónico en las discotecas catalanas, y esa demanda la aprovechó Bit Music (junto a muchas otras) para reemplazar esas licencias europeas por producto propio.
Llega 1996 y por Bit Music ya empezaban a pasearse unos, por aquellos tiempos, no muy conocidos Julio Posadas y su fábrica de éxitos (que antes ya había creado fantásticos temas en Max Music), los Sistema 3, los hermanos Escudero, Dj Konik, Jordi Robles (como K-psula o sus múltiples alias), Bolo y Uri… y un tal Gerard Requena (entre muchos otros). He separado a Gerard del resto ya que en mi humilde opinión, Gerard hizo grande a la Makina, la llevó a ser un estilo más trabajado, más complejo, más arriesgado si cabe. No cabe duda que parió infinidad de temas que hoy son considerados clásicos del género, y entendió perfectamente que debía también ponerse producir a jóvenes talentos que tenían en Gerard a la perfecta mano ejecutora. Bit Music fue una de sus múltiples casas discográficas y en ella produjo infinidad de temas legendarios, de los cuales es difícil elegir solo uno…
Sé que no soy el único en considerar a Gerard Requena el mejor productor de Makina de todos los tiempos. Hasta que llegó otro productor que tomó el testigo de Gerard. Se puede decir que fueron contemporáneos, pero su éxito llegó separado en el tiempo. Hablo de Ruben Moreno a.k.a. Dj Ruboy. Ruboy hacía gala de un nivel de producción similar al de Gerard si bien, en mi opinión, quedó un peldaño por debajo en cuanto a originalidad. No obstante ambos contribuyeron a que la Makina llegara a ser un estilo que no solo éran melodías infantiles, segun sus detractores. En la última etapa de la Makina, empezaron a abusar de samples de Hardcore, empezaron a producir más Jumper… y llegó el Flying Free. Si, por Bit Music (no podía ser otro). Probablemente sea considerado el principio del fin de la Makina. Creado por Ruboy y los hermanos Escudero, supuso un éxito sin precedentes en el estilo. Gustaba a makineros y a no-makineros por igual, casi un éxito Pop. De hecho se ha institucionalizado, como antes pasó con el «Smile» de New Limit o el «Get it up» de Sensity World. Temas que trascendieron al estilo.
Ese éxito, hizo que mucha Makina posterior usara la misma fórmula vocal, hasta quemarla. La Makina empezó a ser expulsada de su hábitat en favor del Hardcore. Muchos de sus productores se cambiaron al Hardcore y otros se fueron a producir otros estilos, pero muchos de ambos con algo en común: les faltó tiempo para renegar de sus tiempos makineros y rajar a base de bien. Incluso recuerdo cuando se escondía la Makina bajo otros nombres. Simplemente lamentable. Ah! Muchos de esos que salieron echando pestes de la Makina hoy viven de ella, de remembers. ¿Qué cosas eh?.. pero esa es una historia para otro día. Quien sabe, quizá fue que tres años largos fueron más que suficientes (1996-1999) para el estilo y había que reinventarse. El estilo siguió hasta prácticamente 2003, pero ya por aquellos días, empezó a resultar residual en las discotecas. Incluso Bit Music tuvo que reinventarse y enfocar su catálogo al Hardcore…. Hardcore Come Back… os suena?
¿Y todo esto a que venía? Ah calla, que si, que saqué mis discos de Bit Music para limpiarlos, para etiquetarlos y pincharlos un poquito. Y claro, son unos cuantos y empecé a pincharlos… y me dije, ¿y si lo grabo? La primera tacada de vinilos se pincharon sin grabar, pero sí he grabado la segunda y tercera. Si has llegado hasta aquí, te dejo a continuación esas dos sesiones, totalmente improvisadas de pinchaje vinílico de pura Makina. Las iba a guardar para mí, pero oiga, me lié y todo ha acabado en esta entrada que estas acabando y esos dos mixes. No sé, mucha gente reniega de sus orígenes, pero yo me pegué grandes fiestas con muchos de esos discos, y los he pinchado hasta la extenuación (como así atestigua el sonido de algunos de ellos). Llámalo placer culpable, pero oiga, disfrutado y compartido queda. La entrada y el testimonio musical. Disfruten.
Viernes por la noche (21 de Abril) y llega el momento de ponerse las pilas. Es casi la una de la mañana y tengo marcado en mi calendario una fiesta en The Garage of the Bass Valley organizada por el colectivo Kompound y a la que se traen varios representantes de la factoria Prspct. Vámonos.
Como es mi primera entrada sobre The Garage, merece la pena hacer cierta mención de que es y supone la sala en la noche barcelonesa más underground . Y es que tiene huevos que dicha sala resida a apenas medio kilómetro de donde he vivido casi siete años en Hospitalet de Llobregat. Ubicada en una zona poligonera donde apenas molesta a vecinos y transeúntes, ha tenido la vista de no atarse a ningún tipo de sonido y organizar fiestas de toda índole, desde Makina, House, Techno u otros géneros menos electrónicos. Es de esos clubes pequeños, que sabe a quien debe atraer, al purista de lo underground, el que busca ver lo que está pasando encima del escenario, con sobriedad y prestando atención a lo realmente importante. En mi caso, ese sonido bien cuidado, sin estridencias, algo bastante habitual en otras salas que sólo buscan reventar el medidor de decibelios, es su marca registrada. No importa si lo que suena es Hardcore, Drum and Bass o Techno, lo vas a recibir tal cual fue concebido. Sin duda, un placer para mis oídos. Pero esa sobriedad también llega a lo visual, donde el sistema de luces y las visuales son igualmente cuidadas, especialmente estas últimas, para la ocasión, a cargo de Flipnormals, habitual en fiestas del colectivo. Desde mi última visita habían puesto más pantallas por lo que las proyecciones abarcaban más zona delantera, algo que daba un aspecto mucho más impactante.
Pero vuelvo a la fiesta que se me va… Llego pasada la una y veinte y me dirijo a la barra a energizarme un poco. Pincha un chico con gorra, Architects of Adversity. Su estilo a los cedejotas es depurado y bien ejecutado. Reconozco rápidamente elementos en los que creo el colectivo Kompound se reconoce bien: ese Hard Techno que limita con el sonido más industrial, casi Hardcore. Se deja caer algún temilla más Core, pero en su mayoría buen Hard Techno. La entrada a la sala es algo más floja que el anterior día que vine a ver a Somniac One o GITM, pero oye, nada mal. De hecho, esta fiesta me llegó por su grupo de Telegram, ya que ni su Facebook la menciona. Aún así, buena entrada… Pero llegan las dos…
Y llega [KRTM]. Reconozco que todavía no había tenido la oportunidad de poder verle en directo a pesar de que lo llevo siguiendo varios años. Su espigada figura junto a su altura hacen que no pase desapercibido en cabina. Prepara su setup de laptop y controladora y se dispone a lanzar su set. Empieza con su reciente remezcla del Atmos-fear de Marc Acardipane. Va fuerte.
Se empiezan a suceder varios temas que rápidamente reconocemos de sus trabajos por Prspct. Esperaba quizá algo más de progresión, empezando por sus temas más technoides por Arts, pero el belga iba combinando temas de su celebrado Consumer con alguno de su Narcfest o su anterior y fantástico It will make the world a better place. La gente recibió los temas bastante bien, ya que es un material que creo casa bien con la audiencia habitual de Kompound. En mi caso lo disfruté mucho, ya que 90% del set fue cosecha propia, adornada de ciertas licencias más Hardcore, incluso cayó un Love Thy Enemy o un Poltergeist. Lo vi muy metido, con bailoteos constantes y reiteradas complicidades con el público. Se sabe un fiera, uno de esos pocos productores que tienen un sonido propio, reconocible, algo bastante poco común en estos tiempos de presets y temas de fórmula.
Tras la hora y media pactada, tocaba el turno de Slave to Society, para mí la incógnita de la noche. El de Manchester no es precisamente un recién llegado a la escena electrónica, ya que ha sido miembro del dúo AnD, prolífico en el sonido más puramente Techno. Pero algo debió pasar por su cabeza en 2020, que decidió ir un pelo más allá y liberarse de las ataduras del Techno más académico. Y vaya si lo hizo, su vinilo por Scuderia me pareció muy bueno ya que quizá es el estilo que más va conmigo, pero si escuchas varios de sus ultimos trabajos, verás que es un tío que quiere experimentar con una selección y producción de lo más ecléctica.
Así que efectivamente, me picaba la curiosidad a ver por donde tiraba. Y no defraudó en ese sentido por que temas más 4×4 del Hardcore más convencional, si es que se puede llamar asi, eran entrelazados con temas Drum and Bass o directamente Jungle. Su lado más Noise lo dejó de lado ya que quizá a alguno le podría haber explotado la cabeza. Progresión correcta desde los 160 a los 180 bpms, e incesantes amen breaks, con algunos tramos ciertamente desconcertantes. Interesante cuanto menos, con una técnica menos depurada, abusando en ocasiones del fade-out en mezcla. Yo lo disfruté, aunque no percibí el mismo entusiasmo por parte del respetable, que quizá esperaba algo menos roto. A él se le notaba distante de la pista, pero disfrutón, como muy pendiente de la mezcla, como si realmente estuviera improvisando.
Otra hora y media y llegaba el turno del jefe de Prsprct, Thrasher. No recuerdo muchos carteles en España con su nombre; no me atrevo a decir que es su primera vez aquí, pero bueno, desde luego no es demasiado habitual verlo por estos lares. Me sorprendió ver su setup, aunque según he visto es más habitual en él de lo que parece, y es que controla la música a través de platos y unos gadgets que imagino mandan el código de tiempo de manera inalámbrica. Algo parecido a ésto. Yo los había visto y el concepto mola mucho, pero esperaba que siendo wireless no respondieran bien o introdujeran cierto retraso en la ejecución…. nada de eso percibí en directo.
Pero temas técnicos aparte, Thrasher trasmite pura pasión a los platos. Se nota que el tío disfruta con lo que hace, lo cual explica el éxito de su colectivo. Ha sabido dirigirse a un público que gusta de la variedad, con predilección por la electrónica extrema, pero que no se encasilla en un solo estilo musical. Su set fue predominantemente Hardcore y Hardcore Drum and Bass, no diría Crossbreed, pero si un material complejo, donde los bombos son un mero acompañamiento, no únicos protagonistas como en otros estilos actuales. Se quedó sobre los 185-200 bpms, con multitud de tracks de su sello, muchos de ellos probablemente no editados aún, ya que muchos de ellos no fui capaz de reconocer. Incluso se permitió escrachear, crossfadeos y backspins, probando la robustez de su equipamiento. Un fenómeno. Ir a verle no era más que una excusa para demostrar un poco mi agradecimiento por haber podido llevar a cabo la gigantesca hazaña de posicionar Prspct en la escena, sobre todo desde Holanda, con un sonido que poco tiene que ver con lo que nos tiene habituado el país tulipán. Os dejo un fantástico set que grabó hace unos meses que testifica el nivel musical que suele exhibir Gareth.
Pero llegan las 6 y veinte, cinco horas para mí un viernes es toda una hazaña, me hago mayor, pero me voy con una sonrisa puesta y un contador de pasos para presumir al día siguiente. Amanece en Barcelona, gracias Kompound, nos vemos en la próxima.
Nada mejor que una buena conversación por Whatsapp para plantearse una sesión y así empezar la semana. Como veis, he puesto January (Enero) y no Febrero como correspondería a la fecha del post adrede, para poder ofreceros otra durante este mes. El objetivo no era más que el de pasear un poco los vinilos que he adquirido recientemente, siempre acompañado de algúna que otra antigualla, probablemente extraida de alguna replancha recientemente editada. Como veis, siguen saliendo muchas cosas, mucho vinilo, y grandes temas que merecen la atención del fandom gabber. Os dejo el video y el tracklist a continuación. Si te gusta, comparte.
Feliz año 2023 amigos! Sé que este no es el blog más activo de los que probablemente sigues, pero la falta de tiempo hace que no le dedique tanto tiempo como me gustaría. Hice un pacto con el diablo y me prometí dedicar menos tiempo a redes sociales e Internet en general, así que de manera colateral, el blog también ha sufrido mi aislamiento de la red de redes.
No obstante, hace unos días repasaba una de las estanterías de mi colección, en concreto la que alberga los vinilos de D-Boy, como sabes (o no), sello italiano fundado por Digital Boy, y que fue cuna de nombres hoy archiconocidos como Noize Suppressor, Armageddon Project, Placid K, The Destroyer, entre muchos otros. Tuvo su auge sobre todo con el sonido Millenium, alrededor de los primeros dos miles.
Con esa excusa, extraje unos cuantos vinilos, algunos para quitarles el polvo, y otros simplemente para echarles un oído. Y me dije, ¿porqué no? Creo que nunca hice una sesión exclusivamente con vinilos del sello, asi que me puse a ello. Eso fue en diciembre, y ahí se quedaron los discos… hasta hoy. Tenía muchos más, claro, pero he comprobado que necesitaría bien cuatro horas para pincharlos todos, asi que empecé lento para ir subiendo poco a poco de velocidad. Quizá los más rápidos y contundentes los deje para una sesión posterior, donde creo que sacaré la artilleria pesada (no solo D-Boy).
Pero para eso habrá que esperar. De momento, te dejo la sesión en Youtube. Como datos graciosos, sobre la hora me di cuenta que la camara se habia movido, así que hice una recolocación en caliente que espero no sea demasiado notoria. Además, hi hijo estaba con varios amigos haciendo cosas del colegio… menuda impresión se habrán llevado… 🙂
Tras unos meses de espera, os traigo una nueva extrega del podcast que venía haciendo hace un tiempo. Recupero el formato, así que puedes esperar cantidad de buena música y cantidad de comentarios, anécdotas e historietas varias. Os dejo el enlace de Mixcloud pero está disponible en varias plataformas (incluyendo Amazon o Stotify) para que puedas disfrutarlo en la plataforma que prefieras. El tracklist solo lo encontrarás aquí 😉
Tras el anterior balance anual, y casi a modo de tradición de este humilde blog, me permito repasar el año que acabamos de dejar atrás, el año 2021. Una de las métricas que utilizo para ver si ha sido bueno o malo, al menos en lo que a mis gustos se refiere, es el número de vinilos que he adquirido (una métrica completamente arbitraria por otra parte): se acerca a la setentena, lo cual pese a ser un número que en pleno año 2021 puede parecer poco, es relevante dado el nuevo interés que despierta el formato plasticoso y friki por excelencia en el mundo de la música. Son menos que en 2020 y 2019. No lo considero malo, pero es cierto que la tendencia es a la baja… a tener en cuenta.
Uno de los sellos más relevantes de este pasado año sigue siendo Prspct. Siguen apostando fielmente por el vinilo tras su abandono de su catálogo fragmentado en sub-sellos, ofreciendo el mismo abanico de opciones que ya ofrecía hasta ahora, desde el Hardcore Industrial, al Drum and Bass más duro. Celsius, Strange Arrival, TOA, Akira, Limewax (con un disco de remixes espectacular), Warr (y su breakcore metalero) o los álbumes de Detest (muy bueno) o Deathmachine (espectacular y variado), son parte de su catálogo en este año pasado. Mi más sincero apoyo a la iniciativa sónica de Thrasher desde Rotterdam.
Otro de los nombres relevantes de la escena, Thunderdome, se ha dedicado no solo a devolvernos el tradicional recopilatorio (del cual hablé en la anterior entrada) sino también a recuperar una suerte de sello donde irán editando material exclusivo. Se han juntado con nada menos que gente como Dither, N-Vitral, Promo u Ophidian. Desde mi punto de vista, es éste último con su álbum Call of the void el que se ha llevado el gato al agua, aunque seguramente no sea el que más se reproduzca en las principales plataformas de streaming. No obstante, Ophidian sigue fiel a su estilo, a su forma de producir, y nos regala varios himnos, más allá de su tema usado en el anterior Thunderdome, que resultan interesantes para el público más comercial y underground a la vez. Nada fácil, pero conseguido por el tito Conrad. Esperemos que siga así.
Dos sellos «grandes» holandeses tambien han contribuido generosamente al catálogo disponible de este 2021. Masters of Hardcore, que despide el año con su habitual y «objetivo» Top 100. Para sorpresa de nadie, Angerfist copa su Top 100 y mete varios de sus temas en el Top 10. Su ciclo de releasing ya cuadra perfectamente con la edición de este Top, lo que hace que sus temas estén frescos en la memoria colectiva de su fandom. Ya solo editan digital, pero desde luego cuentan con infinidad de seguidores y sigue siendo, con permiso de Thunderdome, la marca que más exporta el sonido holandés, con Angerfist, Tha Playah, Miss K8, los españoles Broken Minds, Furyan o Deadly Guns a la cabeza. Sirvan estos dos ejemplos, el obligado número uno para los acólitos de MOH y un tema de N-Vitral que a mi me ha parecido decente dentro del catálogo de la cabra.
El otro gran sello holandés, el capitaneado por Promo, The Third Movement y su división Heresy, también nos han entregado cosas interesantes. De hecho, este último sub-sello, Heresy, nos ha traído de vuelta al gran Embrionyc, uno de los más talentosos productores alemanes. Siempre es una muy buena noticia que productores como él recalen en sellos de más difusión que otros más nicho como Dark.Descent (sin desmerecer). También han editado el álbum de Djipe, al cual todavía no he podido dedicarle el tiempo que requiere. El material de este hombre no es lo que se dice easy-listening, pero siempre resulta interesante.
Por el sello digamos padre, TTM, han editado cosas tan interesantes como el último trabajo de Void Settler. Lo poco que he podido catar, sin duda me deja con ganas de echarle un oído al vinilo en condiciones, puro sonido Void Settler, siempre inclasificable. Además de algún temilla suelto de Promo (no ha sido su año), encontramos a Detest, a los antes mencionados Djipe y Embrionyc, Penta o al español The Empire, Hysta (que es como el gran fichaje del sello, no sé bien porqué), Nanostorm (buenos temas si señor) o Iridium, un fichaje que también destacó el propio Promo en la entrevista que le hicieron recientemente los amigos de Oblivion Underground. Tengo la sensación que TTM no está cómoda jugando a agradar a ambos lados del espectro del Hardcore, y eso la deja en una tierra de nadie que otros juegan más a placer (MOH por un lado y quizá Prspct por el otro). No obstante, siempre es un sello a tener en cuenta.
UK Hardcore
Otro de los sellos que siempre tengo puesto en el punto de mira es Deathchant. El sello de Cobby llega ni más ni menos que al número 100 de su catálogo en plena forma, especialmente el mismo Hellfish, demostrando que el confinamiento ha hecho que entregue unos cuantos temas, no ya sólo en su fantástico King of the Ironfist, sino en su reciente Now that’s what I call Hellfish vol. 5. Y es que este sello merece su propia entrada de blog (me comprometo a ello) ofreciendo un repaso por su dilatada trayectoria, referencia del sonido inglés y cuna ya no sólo de Hellfish, sino de muchos otros productores de renombre de la escena, incluyendo a los ahora omnipresentes The Dj Producer o Dolphin entre otros. Ah! y siempre apostando por el formato vinilo, ni os cuento como me hallo solo de pensar en echar el guante a esa edición especial para el número 100. Mientras tanto, os dejo uno de mis temas favoritos de su último álbum.
Y antes de ponerme a repasar más cosas y como estoy hablando de UK, os recomiendo si no lo conocéis, que le déis un repaso a la discografía del señor Alan Reeves, más conocido como Micron. Todavía me estoy recuperando de lo épico de Icarus, su último álbum por Irrational Impulses, sello que lleva él mismo y en el cual edita su material más personal.
Micron es uno de aquellos productores que hace lo que quiere y se nota. Su material se editó antaño por sellos como Psychik Genocide o Deathchant entre otros, pero es en su sello, donde podemos encontrar su material más íntimo, lejos de convencionalismos, influido por todo tipo de sonidos y nada encorsetado. Algo que se agradece hoy día, donde lo habitual es encontrar temas «fórmula», donde todo suena muy similar. Una pena que todo su material no se edite en vinilo. Os lo recomiendo, de veras. También os recomiendo que echéis un ojete al proyecto de Joe ET, Oblivion Underground, donde además de editar vinilos, ofrecen su show con él mismo y Dolphin además de numerosos invitados, lo cual lo hace especialmente interesante.
¿Y el Gabber?
Con respecto al mundo más Gabber, hay que decir que se sigue editando en vinilo. Como destacados, el disco de Gabberhead tiene una pinta espectacular. El señor X-Fly sigue empeñado con su proyecto Gabbadome, con un último vinilo de Zirax realmente bueno. Ruffneck sigue editando en vinilo, su icónico picture-disc y el disco del ucraniano Kirlian. Mokum sigue también editando material, más en digital que en físico, pero merece la pena escuchar lo que incluyen los dos vinilos del recopilatorio Fucking Hardcore 13. Espectacular la remezcla de Formek del Quantum Theory, además de incluir la colaboración de los compatriotas Rottencore y Greensequence. Buen trabajo. Además, y no puedo más que alegrarme por él, mi tocayo Gabberfucker ha editado dos referencias por Gabberhead y una por Mokum. No están en vinilo, pero no tardará, ya que desde luego su sonido bien lo merece. Ha sido un gran año para él, y para nosotros por poder disfrutar de su material. Os dejo uno de sus temas que más me ha hecho tilín.
Kowa sigue apostando por seguir editando en vinilo, ya no solo para llenarnos las maletas de pictures, sino por reeditar temas antiguos de Dwarf, Babyboom, Forze, Rob Gee… una mina desde luego que muchos coleccionistas agradecemos, incluyendo un vinilo Back in Time con temas nuevos que incluyen un tema no editado de Predator (solo visto en un Thunderdome). También Waxweazle vuelve al ruedo con la edición de su sonido de antaño en vinilo; no son sus mejores temas pero oye, tienen su aquél. SODOM ha editado un par de vinilos este año también… ¿dije en algún momento que me mola mucho el rollete de Desolation? Haga lo que haga, lo peta. El vinilo por Komum es buenísimo. También me ha molado mucho el último disco de Tripped por Hong Kong Violence, aunque he de reconocer que lo que ha editado últimamente por Madback también me tira. Por cierto, uno que colabora con Tripped en Madback es [KRTM]… qué decir de su álbum, probablemente de lo mejor del año (hasta el video quita el hipo).
Hemos tenido vinilo de Epiteth, y los amigos de Toolbox, se han empeñado en rescatar temas Frenchcore (el auténtico) e Industrial olvidados y plancharlos por Hardcore Industrial Crew. Merece la pena mencionar la labor de los distribuidores como Toolbox, que son vitales para que el Hardcore en el 2021 siga llegando a nuestras maletas con la calidad que estos discos atesoran. Un diez para ellos. Ah! Y desde Synderesis, el último de Taciturne en vinilo azul chicle, desde luego, no debe quedar mucho del productor alemán por recuperar… Y una última mención para la iniciativa de Aneurysm Recordings, donde prometen incluso editar un vinilo de Disciples of Belial este 2022… casi nada. De momento, 2021 les ha visto nacer con un vinilo que no está nada mal.
Como veis, a pesar de empezar diciendo que no había mucha cosa este año, me he explayado lo mío. De hecho me he dejado cosas por contaros (Scuderia me viene a la cabeza ahora mismo), pero merece que vosotros indaguéis en el maravilloso mundo de las redes sociales, bandcamp y youtube. Es cierto que hay mucha basura, mucha música de usar y tirar, pero siempre hay joyas que resistirán el paso del tiempo y que merecen la atención aunque sea de este humilde blog… y más si están editadas en formato físico. Y tu, ¿Qué canción, álbum o artista crees que ha destacado este pasado 2021? Ah! Y feliz año…